a veces mirás con esa cadencia oportuna
y mi hospital entero se desarma
un hombre entra a un bosque
toma su carpeta
se empapa de hojarasca de colores
sucede el tedio
el suero gotea en mis adentros
la cara lavada de la tarde esquiva se enreda
mi cuerpo se va hinchando y no explota
tu alma mojándose y no
el campanario hubo de estar solo
y no me trepé a ninguna paloma de aquéllas
la burla del encierro inunda el vaso
deshumanizado el verso es un flujo quieto
quisiera ver tus ojitos de nena buena
preparándose para adornar la enfermedad
este es mi cuerpo vacío
entregado al hospicio y a la palabra boba
rugido brusco en plantaciones de almohadas
que me impiden despertar
Autorretrato I
-
una cámara
no es un ojo
y sin embargo
lo intenta cada vez
que a tientas
nos adueñamos
de las miradas ajenas
que nos proporciona
una distancia fo...
Hace 2 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario