AHORA TENGO BLOG! QUÉ CAPO! COMO MODO DE PRESENTACIÓN DE "UN PECECITO" VA UN CUENTO Y UN VERSITO... EL VERSITO ES MÍO Y EL CUENTO ES DE MI HERMANA MECHI.
un pececito
nací exiliado
gorrión de plumas despeinadas
bicharraco grandulón con mediastintas
con los versitos sabidos de memoria
soñé con el perro serpiente de ojos amarillos
y un sapo gigante que croaba en el patio,
me puse a escribir una vez un cuento de piratas
y aprendí a odiar a policías y maestros
rojo era el cielo
siempre rojo
y el mundo me asustaba pero el monstruo era yo
cuando nadie comprendía el tono de mis palabras
[1]rugosas las banderas de los niños- torres, [andrajosas]
blandas las palabras que intentaron darme,
el sapo era verde como un musgo y cristalino
y lo mismo croaba en el patio como siempre
el placard era una puerta,
las manchas eran un enigma,
por todos lados el perro serpiente de ojos amarillos
comiéndose mis cosas y mirándome pasar,
lo mismo seguía exiliado aunque las urnas,
igualmente sapo de otro pozo
de la misma forma granizo de semen,
señuelo de señas, prisa de pereza,
algodón pintado, racimo de azar.
sin querer me fui volviendo maestro y policía
yo que me esperaba pirata o sino peterpan,
pero todavía al dormir me vuelvo el sapo y el perro
todavía en el exilio que empezaron mis padres,
sigo siendo esa tortuga de caparazón brillante
y el cielo vuelve a ser rojo y los colores de verdad.
[1] Porteñito del Tuichá.
PLUMAS Y ESCAMAS (POR MECHI CATANI)
Tengo un hermano pez. Y esto, claro, no asombra a nadie. El tema es que cuando mi hermano cursaba la escuela primaria, una maestra le escribió en su cuaderno Rivadavia, las palabras que habrían de cambiar para siempre su vida. Con birome roja y correctísima caligrafía, entre provincias y capitales unidas con flechas de colores, le escribió “Se cóndor”.
Contra la creencia generalizada, mi hermano era un chico obediente. Sólo que aquella frase le demandó el esfuerzo de una vida.
Lo pensó. Lo dudó. Finalmente pegó el salto y abandonó la pecera (que en su caso era el río Mártires justo en la parte que atraviesa el Círculo de Periodistas).
Al principio le costó mantenerse en el aire y sobretodo respirar, pero poco a poco lo fue logrando. Como vuela bajito, todavía no se cruzó con ningún cóndor. Y pasados años y años, no logra aún cumplir con lo encomendado y créanme eso lo aflige.
Yo le digo: los peces no vuelan. Como le digo a los Jónathan en el juzgado: rescatate. Pero ni yo me lo creo. Y cuando mi hermano me muestra sonriendo las plumas que le empiezan a crecer entre las escamas, coincido con él en que son realmente hermosas y que le quedan mucho mejor que ese gris/plateado y monótono de antes.
Andar por los cielos le ha dado otra perspectiva de la vida y le permitió descubrir cosas asombrosas, como por ejemplo que su amigo Franco era de colchón. Franco, su vecino de la casa construída sobre pilotes de madera, con quién había jugado toda su infancia, estaba hecho completamente de colchón.
Como es un pececito moderno, tiene dirección de hotmail y hablamos por el messenger sobre las cosas nuevas que ve y aprende en sus vuelos. Y también claro, de palo pandolfo, del nuevo disco de estelares, del bambinismo y del más grande y húmedo de todos los Cronopios: un tal Julio.
Yo le escribo mensajitos de textos diciéndole “hay arroz” que quiere decir: te quiero mucho, tanto como a las milanesas de Vicenta o a los ñoquis rellenos de la Cervecería Modelo (no por nada soy la primera en sentarme y la última en levantarme de una mesa vestida con mantel).