sábado, 8 de mayo de 2010

lo que dista

Hubo una época, con sus tiempos y particiones de tiempos, en la que las personas aún hacían cosas. Se relacionaban con ellas; cosas como tareas, en fin. ¡paf! Hacían una cosa y, ¡paf!, otra y así sus actividades eran y ellos también eran sus actividades o no querían serlo, o preferían haber sido otra y demás modos diversos de hacerse a la vez que la cosa.
Luego se inventaron –o se generalizaron, o se impusieron, para el caso no entraremos en detalles- la planificación y el diseño, porque no es cuestión de que las cosas se hagan así como así y menos aún que las personas sean las cosas así que ¡páfate! Y ahí tenés la previsión, planificación, pre-tarea, ensayo, amague y unos modos de hacer las cosas y de que las cosas –las tareas, las actividades, por decir- nos hagan.
Así con el tiempo las cosas pasaron a dividirse en cosas a secas y cosas de diseño, la ropa de diseño, las drogas de diseño, y los diseñadores aparecieron para crear la imagen de una tienda que vende ropa de diseño; y los estados y países tenían ministerios de planificación y todo el mundo planificaba las cosas y era inconcebible que alguien haga sin más, sin variables que le digan el modo, sin calcular el impacto de sus posibles actividades, cada vez más lejanas.
Por último –se puede tomar como una recorrido lineal, como una puntuación antojadiza o como una fantasía- la cosa fue suprimida. Decrétese la solución final del problema la cosa, que es decir las tareas, las actividades, las acciones y los modos de ser de esas actividades. Así es que ahora se planifican programas previos a una cuestión provisoria tendiente a una verdadera planificación, y el mundo queda un poco más quieto, más predecible, más chato y menos mundo. Tal camino era de esperar, ya que se detestaba a todo aquello que mostrara o tuviera vida.
A veces pasa y nos pasa que uno se aflige recordando tiempos en que las personas iban y ¡paf! Hacían una cosa, y la hacían sin más. En esos casos, uno enjuga sus lágrimas en ron, que no es otra cosa que el diseño que uno le ha dado a su tristeza.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

El diseño que uno le da a su tristeza
PAF

Amaury Salas dijo...

En Ron y casicualquiercosa.

Anónimo dijo...

Por ahí los diseñadores de diseño son hombrecitos nostálgicos y tristes que no se acercan a la cosa para no llegar, por consiguiente, a su tan temido fin...entonces van en reversa hacia el plan de la cosa -donde la cosa es cosa o es osa o es a- y, con cada plan de plan...más tango, más nostalgia, más tristeza (y más ron).