había un nombre que tenía una voz
y unas manos anaranjadas, nada más
manos y voz… podía cantar y hacer palmas, pero no caminar
y las leyes lo atacaban pero menos
y siempre tenía un cielo distante para decir dos más dos
sacar cuentas de cosas lindas como enjambres
de tapiales de suburbios
cuando salía a pasear era mentira, no tenía pies
cuando le hacía el amor a su mujer, ella le era infiel
cuando bebía el vino espeso le llovía todo encima
entonces lo visitaba una sonrisa, sin aire ni piernas
unas narices con una colección de granos
y un fulgor amarillento y listo
el café con leche chorreando en la ventana
diluyendo las antenas del mundo gran mundo grandote
y él solo un nombre, con voz y manos, pero un nombre
inflando el pecho de globos verdes
sonrojando las miradas de los que las tienen
va soñando en voz alta y en manos firmes
mientras los campos se duermen y las veredas se visten.
Autorretrato I
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una cámara
no es un ojo
y sin embargo
lo intenta cada vez
que a tientas
nos adueñamos
de las miradas ajenas
que nos proporciona
una distancia fo...
Hace 2 años
2 comentarios:
yo digo que yo digo està muy bien. besos. fran
yo digo que tambien. y que mas que eso. besos no. zenit
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